lunes, 1 de octubre de 2012

Les dije que hoy sería un gran día.


Todo comenzó por allí del mediodía de hoy, estaba ignorando el hecho de que mi septiembre fue un caos tremendo que desgraciadamente se me llegó a salir de las manos. Así que me dirigí al cuarto de mis papás, me acosté en la cama y prendí la televisión, recorrí flojamente los canales hasta que di con uno en el que estaban pasando videos musicales. Justo estaba el videoclip “It’s my life” de No Doubt. Esa agrupación no me llama mucho la atención, pero recordé que era el programa que conducía una chica que conozco, que me cae poca madre, y que estudia cine en la escuela a la que desgraciadamente no fui aceptado este año.


Tenía tiempo de no ver su programa, estuve muy tentado a cambiarle, porque la imagen no se veía del todo bien en el televisor, se colaba algo de estática, y además no me sentía con ganas de escuchar a No Doubt. Pero le dejé allí, gran acierto de mi parte. En cuanto terminó la canción de No Doubt, empezó una rola que había estado buscando desde hace AÑOS, la última vez que recuerdo haberla escuchado, fue hace ocho años en una reunión familiar mientras veía el canal musical en compañía de mis primos.



Esa canción siempre me gustó mucho, estuvo muy de moda en el 2002 y el 2003. Jamás me interesó saberme el nombre de la canción, porque a cada rato la escuchaba en la radio o veía el videoclip en la televisión y siempre decía “prometo que la próxima vez que la pasen, anotaré el nombre de la canción”. Y como no tenía Ares ni nada por el estilo, tampoco pude agregarla a mi biblioteca musical. De repente, esa canción no volvió a sonar en la radio ni a estar de moda, desapareció, al menos de mi vida… (es posible que la haya escuchado alguna vez mientras viajaba a bordo de un taxi de la Ciudad de México, cuando estudiaba la secundaria, pero no estoy completamente seguro). Era la canción que de la nada me llegaba la tonada y la tarareaba, era horrible no saber el nombre para ponerla en ese preciso instante, escucharla y bailarla. Recuerdo que eso me deprimía mucho. Hice de todo para encontrarla, incluso le preguntaba a mis amigos que sabían de música que si no conocían una canción que fuera así, y se las tarareaba o les platicaba de lo que trataba el videoclip. Me arrepentía de hacerlo porque jamás tuve éxito con ellos y me veían raro cuando se las tatareaba o les explicaba que en el video aparecía un oso bailador. Un día, ya no quise seguir buscando y me dije que estaba seguro de que esa canción la iba a volver a escuchar y que iba a saber su nombre antes de que me muriera. Y así fue, ese hecho sucedió hoy, la canción en cuestión es “Dreaming of You” de la banda The Coral.



En cuanto esa canción apareció en la televisión, me quedé in albis, la reconocí en seguida. Inclusive me paré de la cama, fui corriendo a mi cuarto por mi celular y regresé justo a tiempo para anotar en él el nombre de la canción y el artista que ponen al inicio de un video musical, (ya saben como son esas cosas). La escuché, la disfruté, brinqué de la emoción y grité de la alegría, literal. Cuando acabó, me dirigí a Facebook y le escribí a mi amiga que había encontrado una canción que estuve buscando durante años, pero que lo había hecho viendo su programa. Allí fue cuando dije, HOY VA A SER UN GRAN DÍA.



El resto de mi tarde pasó de forma ordinaria, había quedado de verme en un bar gay llamado “Madame” a las cinco de la tarde para grabar algunas escenas de un cortometraje. Por cosas de la vida, no pude salir de mi casa hasta las 17:45 horas de la tarde. Ya sé qué están pensando, que soy un maldito impuntual, y no voy a negarlo, lo soy, y he intentado solucionarlo. Estoy a la expectativa de que un día lo voy a dejar de intentar, porque lo voy a lograr, pero eso aún no ha pasado. Sin embargo, soy de los que piensan que las cosas pasan por algo, y mi impuntualidad me ha dado enormes alegrías, una de ellas ocurrió hoy.



Estaba esperando el camión que me llevara a “Madame” cuando el cielo anunció que se avecinaba una tormenta, justo un minuto antes de que empezara a llover, pasó uno de mis mejores amigos en su auto. Fíjense lo que son las cosas: es uno de mis mejores amigos, que tenía casi mes y medio de no ver, y eso que antes de nuestro último encuentro solíamos vernos y reunirnos con otros amigos cada fin de semana. Y por si eso fuera poco, jamás en la vida mi amigo pasa por allí con su auto, porque él vive del otro lado de la ciudad. Le pregunté que si me daba un ride y me dijo que sí, subí a su carro y un minuto después se soltó el diluvio.



Me dejó en en una avenida de la periferia del centro de la ciudad (donde por cierto, ahí aún no había empezado a llover) y de allí ya tomé un taxi a mi destino, un taxi que inclusive me cobró menos de lo que yo esperaba que me fuera a cobrar. ¡Mira, si la vida es bien bonita!



Llegué a mi destino y me topé con la tarea de grabar un cortometraje, le hice a todo, a la dirección, iluminación, fotografía, dirección artística, inclusive hubo una escena en la que salí a cuadro. Fui feliz haciendo eso, fue mi debut formal trabajando en algo así, de nuevo confirmé que es a lo que quiero dedicarme toda mi vida. Luego entre escena y escena, me daba tiempo para ir a la cabina del bar, tomar la mezcladora y ponerme a deleitar a los extras con la música que extraía de mi iPod. Dos bonitos debutes en un mismo día.



Mi broche de oro fue haber llegado a mi casa, entrar a Facebook, y leer un comentario de mi amiga la conductora del Canal Once que decía que a pesar de no haber quedado en el CCC y volverme su nuevo compañero, sabe que llegaré a ser un gran cineasta.



Les dije que hoy sería un gran día



Pero ya se acabó, hoy empieza octubre (digo hoy, porque mientras escribía esto, el minutero me jugó sucio y ha convertido mi domingo fantástico en lunes, lunes que además, es inicio de mes).



Ahora les digo, “Éste va a ser un gran mes”. Debe ser perfecto, ¡es otoño!, hojas cayendo de los árboles, comienza la temporada del delicioso pan de muerto por todos lados, y por si fuera poco, en unos días más será mi cumpleaños.



Éste va a ser un gran mes.

sábado, 29 de septiembre de 2012

Estoy perdido. Punto final.

Es horrible ponerle un punto final a frases como ésa. Qué no daría yo porque mi mente viera una coma y se atreviera a decir “Estoy perdido, por ahora, pero voy a estar bien”, o cualquier otra cosa, en lugar de un punto final. 

 Es posible que todo en el universo sea mucho más optimista que un punto final, pero aún así no entiendo el porqué a mi vida no se le ha ocurrido nada aún, y sólo sigue poniendo “puntos finales”.

lunes, 23 de enero de 2012

ATRÉVETE A AMAR.

Felicidad en estado puro, bruto, natural, volcánico... ¡qué gozada!
Eres lo mejor del mundo.
Mejor que la droga, mejor que la heroína, mejor que el costo, coca, crack, chutes, porros, hachis, rayas, petas, hierba, marihuana, cannabis, canutos, anfetas, tripis, ácidos, LSD, éxtasis.
Mejor que el sexo, que una felación, que un 69, una orgía, una paja, el sexo tántrico, el Kama Sutra, las bolas chinas.
Mejor que la nocilla y los batidos de plátano, mejor que la trilogía de George Lucas, que la serie completa de los teleñecos, que el fin del milenio, mejor que los andares de Eva Peen, Marilyn, la Pitufina, mejor que Lara Croft,  Naomi Campbell, que el lunar de Cindy Crawford y que las tetas de Eva Green.
Mejor que el lado B de "Abbery Road", que los solos de Hendrix, mejor que el pequeño paso de Neil Amstrong sobre la luna, el Space Mountain, Papa Noél, la fortuna de Bill Gates, los trances del Dalai Lama, las experiencias cercanas a la muerte, la resurreción de Lázaro, que todos los chutes de testosterona se Schwarzenegger, el colágeno de los labios de Pamela Anderson, mejor que Woodstock y las naves más orgásmicas, mejor que los excesos del Marqués de Sade, Rimbaud, Morrison y Castañeda.
Mejor que la libertad... mejor que la vida.

domingo, 13 de noviembre de 2011

¿Tu hombre perfecto?, sólo en sueños.

Desde niñas han vivido anhelando la llegada de un príncipe: un hombre cuyo único fin sea complacerlas y hacerlas sentir deseadas, amadas, únicas y hermosas; un hombre que viva para hacerlas felices. Lo cierto es que en el fondo de cada una de ustedes hay una princesa. Una princesa creada por vuestros padres, por los medios de comunicación o incomunicación, por vuestras propias carencias o por lo que quieran ustedes culpar; pero se trata de una princesa ávida de encontrar al hombre ideal, un hombre que sepa leer no sólo el pensamiento, sino que también sea capaz de leer el cuerpo, sabiendo dónde está exactamente el punto G. Un hombre con la capacidad de comunicarse a vuestro nivel en todos los ámbitos.

¿Realidad?:
Imagina que te llame en su aniversario para decirte lo afortunado que es al tenerte; o bien, sin razón alguna, te envíe flores con una nota diciendo cuánto te ama y lo ansioso que está por llegar a casa para abrazarte y... "¡platicar!".
Un hombre que te ayude con las tareas del hogar en caso de que también trabajes y que también se haga cargo de los hijos para que puedas descansar y salir con las amigas. Tendría que ser emocional y tierno. Entendería a tal grado tus emociones, que con el simple hecho de estar cerca sabría lo que necesitas. Alimentaría tu ego con frases como: "Eres la mujer más hermosa del planeta". Y nunca contestaría afirmativamente a la pregunta "¿Me veo gorda con este vestido?". Te haría sentir la mujer más deseada y bella, y nunca, nunca perdería el sentido del humor.
Materialmente, se preocuparía por mantener para ti un ambiente agradable y confortable, gracias a que sería muy responsable, capaz y creativo. Preocupado siempre por hacerte sonreír y seducirte: prepararía una cena a la luz de las velas en el techo de la casa, o una vieja sorpresa de fin de semana que sea exclusiva para los dos. Estaría todo el tiempo tocándote y abrazándote. Serías la envidia de tus amigas cuando durante una cena, se escapara un momento de sus amigos para besarte apasionadamente en los labios, mientras sus manos recorren tu espalda baja sin decoro. 
Y por supuesto, ¡sería un dios en la cama! Alguien interesado en documentarse sobre la sexualidad femenina, incluso con literatura lésbica, para saber cómo desea una mujer ser tocada y complacida. Sabría que les gusta un preámbulo romántico para después ser tomadas total e íntegramente. Sería un hombre tan increíblemente perfecto, que su satisfacción radicaría en hacerte perder la cabeza y convertirte en diosa mientras te hace suya una y mil veces. Suena demasiado bueno para ser cierto ¿no lo crees? Bueno, esa es la ilusión del hombre perfecto que todas arrastran (aunque sea inconscientemente) y la verdad es que el hombre perfecto no existe.

Otra cuestión es que, hablando objetivamente, la gente no debería pedir nada que no sea capaz de dar por sí mismo. Dicho esto, hago la pregunta inevitable: Si tuvieras un hombre así en tu vida, ¿qué le darías a cambio?

lunes, 12 de septiembre de 2011

¿De qué sirve que te sepas el nombre de las estrellas y de las constelaciones, si no tienes una acompañante que quiera conocer el cielo por las noches?

Esa frase la escribí en mi Facebook hace un año exactamente durante la madrugada. Estaba impresionado porque fue uno de mis ‘estados’ de esas fechas que tuvo más Likes de los que estaba acostumbrado a recibir…

Ese mismo día durante la tarde empecé una relación con una chica. Fue una relación muy, MUY breve. Fue un noviazgo que todo mundo se esperaba, las felicitaciones no se hicieron esperar y empezaron a llover buenos deseos para cada una de las partes. En cuestión de los mentados Likes de Facebook, mi cambio de Situación Sentimental de ‘Soltero’ a ‘Tiene una Relación con:’ tuvo más de 40 manitas con el pulgar levantado en señal de aprobación. El caso es que esos cuarenta y tantos Likes valieron para puras calabazas porque al cabo de diez días, yo empacaba y cargaba mis maletas para regresar al bosque de los solteros. Y aun así no se me hizo tirarme en el pasto durante las noches con mi nueva novia para decirle uno por uno los nombres de las constelaciones y las estrellas junto con las historias que ellas albergan y que he ido aprendiendo poco a poco a lo largo de mi vida.

No puedo creer que ya haya pasado un año desde mi última relación. Un año desde que el último ‘¿Quieres ser mi novia?’ fue aceptado y abrazado con un ‘¡Sí quiero! Y tú ¿quieres ser mi novio?’.

En pocos días cumpliré un año como soltero oficial, tiempo en el que puedo presumir que no he tenido novia, sin embargo no puedo permitirme decir que en ese tiempo he estado sólo, pues sería desvalorizar a tan invaluables mujeres que he conocido (o que ya conocía) y que me despojaron de ese sentimiento de soledad que de pronto me acecha durante albas y ocasos. Algunas de esas mujeres ya se han ido; unas por cuenta propia, otras por decisión mía, hay mujeres desaparecidas, mujeres que ahí siguen, mujeres que se fueron y que ahora regresan… sea cual sea el caso, son almas que jamás serán olvidadas porque todas y cada una de ellas ayudaron, ayudan o ayudarán a forjar la persona que soy y que seré el día de mañana. Me siento agradecido. Luz y estrellas para ustedes…

…Y yo sigo sin poder compartir mis conocimientos astronómicos.

Estaba pensando que si te sigo queriendo a estas alturas, tengo que decírtelo... y además, tengo que decírtelo ahora.

Es verdad que nos quedan muchas cosas por vivir, pero tampoco sabemos que cosas son. No sé tú, pero yo no quiero que mi vida esté condicionada por las cosas que supuestamente tengo que vivir, ya no quiero pensar más en lo que me estoy perdiendo; nos podemos pasar la vida pensando que nos gustaría estar en otra parte, ¡pero es absurdo!, es pura arrogancia… sólo te hace ser infeliz, te lleva a la frustración permanente. Ya no quiero ver la vida así. Me gustaría ser más feliz y disfrutar al máximo lo que tengo. Empezar a solucionar todo por allí. Sé que te quiero y que estoy muy enamorado de ti, eso siempre lo he sabido, pero cuando nos alejábamos pensaba que me podía permitir desperdiciar eso, pensaba que podía permitirme renunciar a ti por otras cosas que no tengo idea de lo que son y yo sólo sé que quiero estar aquí ahora. Sólo sé que te quiero y que estoy muy enamorado de ti. Venga, también sé que eso ya te lo dije, pero es que llevaba tanto tiempo sin decir algo así que me gustaría decírtelo más veces, estar contigo de nuevo y quererte mejor que antes, pero si tú no quieres, está bien… tú harás tu vida por un lado y yo haré la mía por el otro… eso sería una estupidez, claro una estupidez. No creo que seas la única mujer en el mundo, sé que hay muchas mujeres que me podrían gustar, mujeres de las que me podría enamorar. Seguramente hay más hombres aparte de mí, de los que te podrías enamorar y que seguramente se enamorarán de ti los muy cabrones…

Tampoco es nostalgia: me acuerdo de los momentos difíciles, de las discusiones que tuvimos… sé que si volvemos a empezar ahora, poner todo de nuevo en marcha, saldremos adelante como todas las parejas… pero no quiero pensar en eso ahora, porque ahora estoy aquí escribiéndote esto mientras observo una fotografía tuya. Me gusta tu cara, aquí, ahora, bajo esta noche con vientos que azotan las ramas de un árbol contra mi ventana, con esta luz que proyecta una lámpara y la pantalla de mi ordenador. Ahora, me gusta verte y me encanta estar escribiéndote esto. Justamente AHORA, no cinco minutos antes ni cinco minutos después.

Carta de Despedida.

He estado intentado convencerme de que abandonar a una persona no es lo peor que se le puede hacer. Puede resultar doloroso, pero no tiene porqué ser una tragedia. Si nunca dejase a nada y a nadie, no tendría espacio para lo nuevo…

Evolucionar constituye una traición… una infidelidad a los demás, al pasado, a las antiguas opiniones de uno mismo. Cada día debería tener al menos una infidelidad esencial… una traición necesaria. Se trataría de un acto optimista, esperanzador, que garantizaría la fe en el futuro, una afirmación de que las cosas pueden ser no sólo diferentes, sino mejores.

—"Todas las canciones hablan de mí".