viernes, 9 de septiembre de 2011

Verano.


Pasaron los meses, el joven seguía quebrado; ni si quiera la docena de chicas que desfilaban por su cama cada mes eran capaces de alegrarlo. En una ocasión, una de esas chicas puso atención en el departamento del joven, se encontró con el retrato de una mujer rubia, hermosa, de ojos brillantes y azules.
—¿Quién es?  Le pregunto al joven.
—Es mi madre.
—¡Pero qué bella es! ¿Dónde se encuentra ella ahora?
—Está muerta. Murió de amor.
—¿Cómo se puede morir alguien de amor?
—Abandonada.

Primavera.


Pasaron varios años, la madre un día se murió, como mueren todos. Era su funeral, un funeral con poca gente, una madre divorciada es una mujer olvidada. Los asistentes: su hijo, destrozado. El ex esposo, padre del joven que lloraba, la nueva pareja de ese hombre que veía a su primer esposa muerta también acompañaba a los presentes en su dolor al igual que una decena de personas más sin importancia que lloraban o fingían que la mujer rubia les importó. El joven, quien acababa de dejar atrás la adolescencia (al menos físicamente) se acercó a su padre, lo observó a los ojos y fríamente dijo.
—Hubiera preferido que fueras tú el muerto.
El hombre no pudo con esas palabras, todo su cuerpo tembló y después de unos segundos cayó al piso gimiendo.
Su actual pareja se acercó al joven y le dijo al oído.
—Has sido muy duro con él. Por favor, ¡pídele perdón a tu padre!
—Eso es lo que pensaba hacer… hasta hace un segundo y medio, pero si me lo dices ya no puedo pedirle perdón. Nunca se piden esas cosas “por favor”, ¡Eso no es así! ¡”Por favor” que no se haya muerto mi madre!

Invierno.


Una pareja atravesaba un divoricio… el motivo: un hombre infiel.
Pasaron meses y le pidieron a su hijo que decidiera con quien deseaba vivir, el niño escogió a su madre, una mujer rubia, preciosa y de ascendencia alemana. 
En una ocasión, el niño escuchó a su madre llorar… se levantó abrió la puerta de su habitación y vislumbró a su madre sentada en la sala, sollozando. El párvulo se le acercó, le dio un abrazo fuerte y acariciando su cabello dijo. 
—No entiendo como es que te dejó de querer…
Su madre, limpiándose las lágrimas le contestó.
—Esas cosas no se pueden entender… pasan y ya, como el invierno. Tu padre es un hombre bueno, él no tiene la culpa de lo que está pasando.
—¡Sí la tiene! Y él no es bueno. Tú, madre, simplemente dices eso porque le sigues queriendo…

lunes, 8 de agosto de 2011

Algunas personas no saben decir "Te Amo".

La gente dice cosas. La gente miente. La gente hace promesas que no está en sus manos poder cumplir. Y no porque no quieran, sencillamente, en este mundo sí existen imposibles.

Aunque quiera, no puedo bajarte todas las estrellas del cielo, pero puedo pedir que tomes mi mano y llevarte a un lugar lejos de la ciudad en donde puedas verlas centelleando para nosotros... solamente para verte sonreír.

Soy pequeño en este universo, un ser de carne y hueso que en la vida nunca va a pisar la luna; pero aquí, en este ínfimo y a la vez infinito espacio que represento, tú... eres lo más importante.

Creo que estoy aprendiendo a decir "Te Amo".

jueves, 7 de julio de 2011

Paulina.


El mundo es un desastre, pero tu cabello siempre es perfecto.


Te conocí un 7 de diciembre en un café que tiene un simpático nombre en francés, tú estabas sentada junto a una buena amiga y yo corría para alcanzar un Festival de Cine Universitario. Por caprichos de la vida nos encontramos y lo más curioso fue que nos hayamos saludado sin conocernos. Algo alquímico había sucedido en mí, sentí que la persona que estaba viendo en ese momento era justamente la persona que había estado esperando toda la vida.

La segunda vez que te vi, fue doce días después. Nos cruzamos de casualidad caminando por los portales del Palacio de Gobierno. Estuvimos a punto de no reconocernos, pero nos detuvimos y nos acercamos a saludarnos, comenzamos una pequeña plática y junto a nosotros apareció Atila, ese perro afgano que se volvería nuestro acompañante en nuestras salidas posteriores. Exclamaste "¡Qué bonito perro!", y yo apenas conociéndote, te dije: "Ven, vamos a acariciarlo", tomé tu mano y te llevé corriendo ante ese ejemplar canino mientras  tú con tus gafas de color aguamarina me volteabas a ver con una sonrisa y yo le preguntaba al joven "¿Cómo se llama tu perro?"… 

La tercera vez aceptaste mi invitación para ir a escuchar una banda que no era de tu agrado, acudiste sin saber nada sobre "Gener"; lo único que sabías de mí era que me gustaba acariciar perros desconocidos y que era un chico espontáneo. ¡Pero fuiste! Y ese día te maté de risa porque dije que estuve a punto de ir a la cárcel por comer hormigas en vía pública. 

Nuestro cuarto encuentro: esa vez hacía mucho frío… en aquella ocasión estuvimos muy distantes, yo conversaba con un amigo sobre pianistas importantes mientras bebía una cerveza que tenía una etiqueta conmemorativa, como la tuya, como la de todos… después tú te cambiaste de lugar, quedando sentada todavía más lejos de dónde te tenía y te pusiste unos audífonos gigantescos y yo dije "¡Chin!, ya no voy a poder platicar con ella". Un poco decepcionado me paré y te dije "me tengo que ir". Ésa fue la última vez que te vi en el 2010, era el sábado 18 de diciembre. 

Te invité a salir tres días después pero tú no pudiste acudir. Ya no pudimos volver a vernos porque me tuve que ir a la Ciudad de México por las vacaciones, y a ti te pasaron cosas… cosas que me contaste el 10 de enero, cuando nos volvimos a ver. Había fallecido tu abuelita y por eso ya no pudiste acudir a nuestra última cita, porque ella se había puesto grave. Era la quinta vez que nos veíamos, y la primera del 2011. Ese día dimos un largo paseo, hasta que terminamos perdidos en la avenida Murillo Vidal donde tu papá te esperaba para llevarte a comer. Conocí a tu papá de lejos, no quise acercarme a saludarlo porque me sentí cohibido ante la experiencia de conocer a tu padre. Lo hubiera hecho, porque tiempo después me confesaste que tu papá quería conocerme y que si me hubiera quedado me hubiera invitado a comer pizza y que habríamos pasado más tiempo juntos. Enseguida pensé: "¡Ja! ¡No debí salir corriendo ese día!". De aquella ocasión tengo grabadas las palabras "Bolas Chinas" y "Atrévete a Amar". 

La sexta vez tuvimos nuestro primer café y una plática muy buena en un banca medio escondida del Parque Juárez. Al terminar la plática nos dimos un abrazo hermoso, yo estaba fascinado,  había sido un abrazo extraordinario y quería otro, nos pusimos de pie, caminamos unos pasos y de repente ¡plop!, estaba de nuevo entre tus brazos y tú entre los míos. Estuvimos entrelazados siglos. Yo sentía tu respiración y tú la mía… lo recuerdo y lo siento aún en el pecho. Fue el abrazo de mi vida. Inolvidable, irrepetible. Nos despedimos, agarramos caminos diferentes: yo subía las escaleras rumbo a la catedral mientras  tú las bajabas rumbo a las Cuatro Virtudes, yo sonreía y a ti se te caía la BlackBerry. Era 24 de enero y antes de que que acabara ese día me mandaste un mensaje hermoso en el que me agradecías todo lo que yo te hacía sentir. Me sorprendiste mucho, no creí que pensaras tantas cosas bonitas sobre mí. 

Luego llegó el 31 de enero, era lunes y también era tu primer día de clases en tu nuevo semestre, te mandé un mensaje de buenos días a las 5 de la mañana y cuando me lo respondiste me pediste que pasara a recogerte a la escuela esa misma tarde. Estaba muy emocionado, tendríamos nuestra séptima cita, no recuerdo haberme sentido tan emocionado y tan lleno de vida como durante esa mañana, hasta mis papás se percataron de mi extrema felicidad y me dijeron "¡Guau hijo!, ¡ojalá todos los días te despertaras así!". 

Llegó la hora en la que debía pasar por ti, pero antes de ir a recogerte, compré una rosa blanca en la que metí un papelito en el que había escrito las palabras "¿Quieres ser mi novia?". Estaba decidido a crear una relación contigo. 

Pasé por ti. Te entregué la rosa sin decirte que tenía un mensaje oculto entre sus pétalos. Nos fuimos a pasear a "Los Lagos". Encontramos un lugar agradable para sentarnos y nos pusimos a platicar de cosas muy intensas. Ese día me viste llorar... tú creíste que lloraba por lo que me habías dicho, pero ¡no! Yo lloraba porque creía que habías descubierto antes de tiempo el mensaje que había escondido en la rosa blanca, y que todo lo que me estabas diciendo en ese momento, era por mi culpa, porque había arruinado el instante con mi mensaje oculto. Pero jamás descubriste esas letras que yo tenía para ti. ¿Te das cuenta? A la séptima vez que nos vimos yo iba a hacer algo importante. Hoy es el séptimo día del séptimo mes, y hoy cumplimos siete meses de conocernos en persona.

Estar enamorado no es fácil; no basta con desearlo, hay que oirlo.

También en esa ocasión, (¡esa vez si que fue rara!), estuvimos juntos durante horas, de repente me veías llorar y de un momento a otro estábamos hablando de una banda llamada Fobia. A las siete de la noche regresamos a tu escuela y te presenté a uno de mis mejores amigos: Luno. Sigo muriendo de risa cuando me acuerdo que dijiste "Tu amigo es un farol". Tuvimos un rato bastante agradable con Luno hasta que un chico al que también le gustabas te marcó y dijo que pasaría por ti. Te tuve que ver partir con él ese día y me quedé solo, triste porque las cosas no me salieron como lo había planeado. Durante toda la mañana y tarde de aquel día, me imaginé llegando extremadamente feliz a mi casa y gritándole a mis papás las palabras "¡Ya tengo novia!".

Para la octava vez… la octava vez… espera, ¿debería seguir? Sabes que recuerdo todo, soy tu pequeña bitácora viviente y con cabello chino. La octava vez existió, así como también existió una novena, y hubo una décima, y una enésima también. 

Me fascinó la vez que me invitaste a tu escuela para ver una exposición de dibujos surrealistas. Yo estaba feliz a tu lado, contemplando los dibujos y recorriendo contigo la galería, pero de pronto, ¡sorpresa, sorpresa! El otro chico al que le gustabas apareció de nuevo. Yo me alejé para dejarte con él, me refugié con una veintena de amigos que me encontré, mientras te veía recorrer incómodamente el lugar a su lado. De pronto saliste corriendo de la galería con él persiguiéndote a unos pasos de distancia. Sentí que yo ya te había perdido, y así me sentí durante un buen rato hasta que apareció nuestro amigo Lenin y me preguntó por ti. Me dijo: "¿Dónde está Paulina, Gener?", con una sonrisa fingida le dije "Paulina se fue con su chico". A lo que él respondió "Ah, bueno, ni modo… nos vemos; iré con unos amigos a echar las chelas, cuídate".

Todo eso hizo que me sintiera muy extraño, toda mi vida se volvió bizarra en un segundo. ¿Qué hacía yo en medio de una galería de dibujos surrealistas, completamente solo, sabiendo que te habías ido, que no ibas a volver y que nuestro encuentro había salido mal? ¿Cuál era la fuerza que me dejó anclado a la alfombra de la galería sin que me pudiera mover? Estuve unos minutos estático, lo suficiente para ver a Lenin despedirse de unas cinco personas. Habían pasado unos quince minutos desde que te fuiste con aquél chico. Luego, de la nada recobré la movilidad, di media vuelta, luego di un paso, otro, y luego otro, hasta que recobré por completo la fuerza motriz que había perdido con mi ensimismamiento. 

Empecé a despedirme de las personas que conocía y de las que acababa de conocer. Mientras me despedía, le pedí a un amigo llamado Axel que me acompañara a la salida de la galería, pues me sentía incómodamente derrotado. Así que eso hizo, me acompañó y justo cuando yo estaba llegando a la salida, apareciste tú. Al verme, apareció en tu rostro una sonrisa inmensa. Fuiste corriendo hasta donde estaba yo, tomaste mi mano y me dijiste: "Vas a ir conmigo". "¿A dónde?" te pregunté mientras en el rostro se me dibujaba una cara de *-¿Qué demonios sucede aquí?-*. "Con unos amigos, no sé a dónde van, pero tú me vas a acompañar". Curiosamente era el plan al que me había dicho Lenin que iría a echar las chelas. Me llevaste ante tus amigos y me abrazaste, te habías deshecho del otro chico, y te deshiciste de él para estar conmigo. 

No me imaginaba que la noche apenas iba a empezar para nosotros dos. Ni si quiera vi donde quedó el amigo que me acompañó a la salida de la galería, ¡fui secuestrado por ti! Posteriormente llegamos a un lugar muy agradable, donde había un artista bastante bohemio que tocaba la guitarra y que cantaba en ese momento las palabras ”Llévame en un barco al sur de Vietnam”.

Sí Paulina. Sí. Mi memoria es bastante extraña, y te recuerda cristalinamente. Ésa misma ocasión, después de haber dejado el lugar y de despedirnos de tus amigos, caminamos de noche por la ciudad hasta que nos topamos de nueva cuenta con Atila, nuestro amigo, el perro afgano, y me tomaste una fotografía mientras yo lo acariciaba.

Cada segundo que nos pasa es transparente. Cierra los ojos corazón, ¡estoy presente! Corazón, corazón, corazones, corazones… sigo embelesado por la forma en la que dibujas los corazones, tienen esa forma tan peculiar… parecen flores… parecen globos… ¡parecen globos en forma de flor!

miércoles, 8 de junio de 2011

Error es amores.

Sabía que debía hacer algo. No podía más. La lluvia era interminable. Yo corría hacia ella empapándome con cada paso que daba. Llegué a su casa, toqué la puerta y ella me abrió recibiéndome con una sonrisa. Mis ojos mojados por la lluvia se encontraron fijamente con los suyos, que estaban bañados en lágrimas por la felicidad que le causaba la sorpresa de tenerme frente a ella. Sonriendo, le dije: "Volví porque quería decirte que lo nuestro no fue sólo un fin de semana. (Ella me veía embelesada, esperando lo mejor). Era como para dos o tres más." (De pronto su semblante se volvió frío). Yo le sonreí más fuerte, y de un abrazo la levanté del piso...

domingo, 10 de abril de 2011

Ensayo sobre el Nacionalismo Musical Mexicano.

El mundo siempre ha reconocido la música docta por su connotación ideológica, política y social mezclada con armonías poco comunes; en México, el Nacionalismo musical logró en su mayor auge: tener una perfecta armonía en las líneas melódicas de las piezas, entrelazadas con una connotación ideológica, política y social. Por lo tanto, el Nacionalismo mexicano ha logrado ser reconocido jubilosamente en el mundo de la música.

     Como se sabe, la música está dividida en dos líneas: la línea comercial (en la que se encuentran géneros como el rock, pop, reggae, cumbia, jazz, punk, metal y etcétera), y la línea culta o docta (en la que están integrados los periodos: clásico, romántico, barroco, nacionalista, medievo, galante, renacentista y etcétera). Cada una de esas corrientes y géneros tiene su estilo muy marcado y es cierto que cada estilo ha llegado a ser más conocido y querido que los demás, y aunque el nacionalismo no sea la corriente más popular entre la música docta, esta corriente dejó un sabor auditivo que el mundo sigue recordando con las orquestas sinfónicas y filarmónicas actuales.

     El Nacionalismo es una ideología y un movimiento artístico, intelectual, social y político que surge junto con el concepto de nación a finales del siglo XIX. En música, la corriente nacionalista se refiere al uso de materiales que son reconocibles como nacionales o regionales de algún sitio geográfico en específico. Por ejemplo, el uso directo de la música folclórica, y el uso de melodías, ritmos y armonías inspirados por el mismo folclore que termina siendo utilizado para formar obras para orquesta y óperas. Dicho con palabras de autores, el nacionalismo es toda aquella pieza musical que suena al país en el que fue compuesta; lo que se compuso a Rusia, suena a Rusia. Lo que se compuso en México, suena a México.
Los primeros nacionalistas en el mundo surgieron en Europa, principalmente en Rusia, Checoslovaquia y Hungría. En México, la música nacionalista apareció a inicios del siglo XX con Manuel M. Ponce, quien empezó a componer piezas basadas en música romántica europea de su época combinadas con temas del folclore mexicano. Compuso para varios instrumentos, especialmente la guitarra. Fue el primer compositor mexicano cuya música tuvo proyección internacional, y su nombre fue ampliamente conocido en el extranjero. Después de Manuel M. Ponce, siguieron otras figuras como Carlos Chávez y Silvestre Revueltas.

     Carlos Chávez fue un compositor, y periodista mexicano. Su música estuvo influenciada por las culturas nativas de México. De sus seis sinfonías, la segunda, llamada ”Sinfonía India”, que utiliza instrumentos de percusión Yaqui, es quizás la más popular de este compositor a nivel mundial. Chávez fue, además de compositor, hombre público, funcionario, educador y político. Con él se consolida definitivamente el movimiento musical nacionalista de México. Silvestre Revueltas por otra parte, es considerado el nacionalista más importante que dio este país, tuvo numerosas obras, todas famosas como “La Noche de los Mayas” y “Sensemayá” que sin duda alguna es la pieza más sobresaliente de Revueltas; la importancia de ésta lo coloca dentro de las creaciones más originales de la música del siglo XX. De acuerdo a diversos autores se trata del único compositor virtuoso y prodigio que ha tenido México. Incluso se le considera el mejor compositor surgido en América. Estos hombres fueron catedráticos en el Conservatorio Nacional de Música, donde en conjunto con Candelario Huízar, sirvieron como mentores para dar forma a una nueva generación sobresaliente de músicos nacionalistas que sería conocida como “El Grupo de los Cuatro”.

     El Grupo de los Cuatro estaba conformado por cuatro estudiantes del Conservatorio Nacional de México que al darse cuenta de lo virtuosos que eran, deciden empezar a colaborar para difundir su espíritu nacionalista y  sobresalir en la música de México, dicho grupo fue conformado en 1938 por José Pablo Moncayo, Blas Galindo, Daniel Ayala y Salvador Contreras .

     Con José Pablo Moncayo como el líder de “El grupo de los Cuatro” se crea su famoso Huapango que está basado en tres sones provenientes de la rica tradición musical del Estado de Veracruz. “El Siquisiri”, “El Balajú” y “El Gavilancito”, y es una de las piezas más emblemáticas dentro de la música mexicana de concierto y una de las más conocidas en el mundo. Por otra parte, Blas Galindo estaba enamorado del mariachi mexicano así que muchas de sus obras tuvieron estos tientes folclóricos, siendo su composición “Sones de Mariachi”, la más reconocida obra a nivel mundial de este nacionalista. El tercero de los Cuatro fue Daniel Ayala Pérez, considerado el mejor sinfonista que ha dado el estado de Yucatán, el era amante del violín, por lo que creaba con este instrumento atmósferas folclóricas que eran considerados poemas sinfónicos para violín solista y orquesta. Por último tenemos a Salvador Contreras Sánchez, último integrante de El Grupo de los Cuatro, violinista y compositor originario del estado de Guanajuato, sus obras representan gran influencia de Igor Stravinski lo que denota que se empeñó arduamente en mezclar el neoclasicismo stravinskiano con los  componentes característicos del nacionalismo. Sus obras también tienen tintes Revueltianos e impresionistas. Contreras sigue siendo un compositor cuya producción permanece mayoritariamente archivada, un creador que espera, como muchos, el paso del tiempo y de la historia para que su música sea debidamente valorada.

     Esto fue en rasgos literarios lo que fue el nacionalismo en México, que fue expuesto junto con sus principales autores, sus principales obras, y los logros y reconocimientos que obtuvieron a nivel mundial. Y digo en rasgos literarios porque la única forma de conocer el periodo nacionalista es escuchando y apreciando las melodías que lo caracterizaron y que se ganaron el respeto del mundo entero.

     Es evidente que el talento mexicano en la música ha sido reconocido mundialmente, pero ninguno ha sido tan glorificado  como el que existió durante el periodo nacionalista, siempre se tienen contempladas las piezas de esta época por grandes orquestas y por condecorados directores. El último gran homenaje al nacionalismo de México que le dio vuelta al mundo, fue el que realizó la directora Alondra de la Parra en conjunto con la Orquesta Filarmónica de las Américas de Nueva York en el año 2010  y que quedará materializado en un disco llamado “Mi alma mexicana – My mexican soul”, un disco en el que la directora se preocupó por acentuar la connotación ideológica, política y social del México de finales del siglo XIX a mediados del siglo XX.

     Por último, es preciso mencionar que hubo otros grandes compositores mexicanos que presentaron el estilo nacionalista en sus obras, tales como Arturo Márquez, reconocido internacionalmente por sus famosos danzones o como Juventino Rosas quien creó un maravilloso vals llamado “Sobre las Olas”, sin embargo, por el año en que fueron creadas sus piezas no pertenecen al nacionalismo, sino a la época contemporánea y al romanticismo respectivamente.


Gustavo Gener Alfaro. 11 de febrero del 2011.