miércoles, 6 de marzo de 2013

Volví a soñar con zombis.

Mis sueños con zombis se han vuelto algo recurrentes. Los ha habido de todos los tipos, cómicos, excepcionales, divertidos y terroríficos.

Una vez tuve uno en el que aparecía Beatrix Kiddo (“Kill Bill”) y me ayudaba a matar zombis con su katana. He tenido otros no tan afortunados, en los que debo correr porque soy perseguido por una horda de no-muertos bastante feroces, (al puro estilo de “28 Days Later”).

El sueño de esta noche fue mitad terrorífico y mitad afortunado. Los zombis eran del tipo “The Walking Dead”. Supuestamente era de noche y me encontraba con un par de personas (no recuerdo quiénes eran) caminando por una zona rural. Acabábamos de escapar de una ciudad repleta de walkers y nos dirigíamos hacia el pueblo más cercano porque alguno de mis acompañantes conocía a alguien allí. 

La siguiente parte del sueño es borrosa. Me acuerdo que ingresamos a un lugar parecido a una clínica y que estaba llena de gente de todas las edades, al parecer la gente del pueblo había ido a refugiarse allí y estaba más asustada que nunca. Aquellas personas veían en nosotros a unos héroes que podrían sacarlos de esa situación con vida. Mis acompañantes salían en busca de madera, para fabricar armar con ellas.

Sabíamos que de un momento a otro, la clínica donde estábamos refugiados sería atacada por alguna horda de zombis, así que no teníamos tiempo de fabricar las súper armas. La mayoría eran estacas o tablas con clavos. Yo me hacía con una estaca, una de aspecto resistente y bastante puntiaguda. Una vez que cada persona de la clínica tuvo un arma, les di un discurso, que más que nada fueron instrucciones sobre cómo se debe matar a un zombi. Les decía: Claven la estaca (sin albur) directamente en la frente de los caminantes. No se las arrojen, ¡no son jabalinas!, además de que es seguro que no le atinen a nada, y si le aciertan al zombi, seguramente no será a la frente. Aparte, si se las arrojan, después ya no tendrán con que defenderse. Recuerden: NO LES LANCEN LAS ESTACAS A LOS ZOMBIS.

Llegó la primera oleada de mordedores a atacar nuestro refugio. La clínica estaba rodeada. Todos nos dirigimos hacia alguna ventana para evitar que entraran por allí. Unas personas me siguieron, dispuestos a apoyar mis esfuerzos hacia la ventana que yo decidiera defender.

Nuestros atacantes empezaron a golpear los cristales hasta conseguir romperlos. Cuando el primer zombi se dispuso a entrar por la ventana rota, las personas que me acompañaban le lanzaron sus estacas. Ninguna acertó. Yo me dirigí hacia él y le clavé mi estaca hasta conseguir matarlo.

RECOJAN ESAS PINCHES ESTACAS Y NO SE LAS ARROJEN, CLÁVENLAS TAL CUAL LO ACABO DE HACER YO. Fue lo que les grité súmamentente enfadado. Después de eso, nos pusimos delante de la ventana, y a buen ritmo comenzamos a clavar estacas en los zombis que intentaban entrar. 

Todo parecía bajo control, habíamos acabado con casi todos los caminantes que había fuera de nuestra ventana. De vez en cuando se escuchaban gritos provenientes de otras partes de la clínica pero cesaban en segundos, ya que seguramente habían logrado acabar con la amenaza.

Comencé a escuchar pasos dirigiéndose hacia nosotros. Creí que sería un grupo de personas que venían a informarnos que habían terminado  de eliminar a los agresores que había fuera de la ventana que defendían y que vendrían a ofrecer ayuda. Pero no. Era un puñado de zombis que había logrado colarse a la clínica. Por lo visto, alguien no se encargó de hacer bien su trabajo, o quizá fue que alguna ventana se quedó sin alguien que la defendiera.

Los vimos acercarse hacia nosotros y mis acompañantes volvieron a arrojar sus estacas sin acertarle a nada. Estaba ante una situación crítica. En mi cabeza decía maldiciones hacia ellos, sólo pensaba, Ala, malditos idiotas, estúpidos, pinches necios. Y creo que ya se me quitaron las ganas de seguir contando lo que ocurrió después.

Lo siento, pero me desesperó mucho el hecho de que le gente en mis sueños sea tan estúpida y necia. Quizá es un mensaje de mi inconsciente diciéndome que una parte de mí es igual de necia y estúpida que esas personas sin sentido de la supervivencia.