Desde niñas han vivido anhelando la llegada de un príncipe: un hombre cuyo único fin sea complacerlas y hacerlas sentir deseadas, amadas, únicas y hermosas; un hombre que viva para hacerlas felices. Lo cierto es que en el fondo de cada una de ustedes hay una princesa. Una princesa creada por vuestros padres, por los medios de comunicación o incomunicación, por vuestras propias carencias o por lo que quieran ustedes culpar; pero se trata de una princesa ávida de encontrar al hombre ideal, un hombre que sepa leer no sólo el pensamiento, sino que también sea capaz de leer el cuerpo, sabiendo dónde está exactamente el punto G. Un hombre con la capacidad de comunicarse a vuestro nivel en todos los ámbitos.
¿Realidad?:
Imagina que te llame en su aniversario para decirte lo afortunado que es al tenerte; o bien, sin razón alguna, te envíe flores con una nota diciendo cuánto te ama y lo ansioso que está por llegar a casa para abrazarte y... "¡platicar!".
Un hombre que te ayude con las tareas del hogar en caso de que también trabajes y que también se haga cargo de los hijos para que puedas descansar y salir con las amigas. Tendría que ser emocional y tierno. Entendería a tal grado tus emociones, que con el simple hecho de estar cerca sabría lo que necesitas. Alimentaría tu ego con frases como: "Eres la mujer más hermosa del planeta". Y nunca contestaría afirmativamente a la pregunta "¿Me veo gorda con este vestido?". Te haría sentir la mujer más deseada y bella, y nunca, nunca perdería el sentido del humor.
Materialmente, se preocuparía por mantener para ti un ambiente agradable y confortable, gracias a que sería muy responsable, capaz y creativo. Preocupado siempre por hacerte sonreír y seducirte: prepararía una cena a la luz de las velas en el techo de la casa, o una vieja sorpresa de fin de semana que sea exclusiva para los dos. Estaría todo el tiempo tocándote y abrazándote. Serías la envidia de tus amigas cuando durante una cena, se escapara un momento de sus amigos para besarte apasionadamente en los labios, mientras sus manos recorren tu espalda baja sin decoro.
Y por supuesto, ¡sería un dios en la cama! Alguien interesado en documentarse sobre la sexualidad femenina, incluso con literatura lésbica, para saber cómo desea una mujer ser tocada y complacida. Sabría que les gusta un preámbulo romántico para después ser tomadas total e íntegramente. Sería un hombre tan increíblemente perfecto, que su satisfacción radicaría en hacerte perder la cabeza y convertirte en diosa mientras te hace suya una y mil veces. Suena demasiado bueno para ser cierto ¿no lo crees? Bueno, esa es la ilusión del hombre perfecto que todas arrastran (aunque sea inconscientemente) y la verdad es que el hombre perfecto no existe.
Otra cuestión es que, hablando objetivamente, la gente no debería pedir nada que no sea capaz de dar por sí mismo. Dicho esto, hago la pregunta inevitable: Si tuvieras un hombre así en tu vida, ¿qué le darías a cambio?