miércoles, 8 de junio de 2011
Error es amores.
Sabía que debía hacer algo. No podía más. La lluvia era interminable. Yo corría hacia ella empapándome con cada paso que daba. Llegué a su casa, toqué la puerta y ella me abrió recibiéndome con una sonrisa. Mis ojos mojados por la lluvia se encontraron fijamente con los suyos, que estaban bañados en lágrimas por la felicidad que le causaba la sorpresa de tenerme frente a ella. Sonriendo, le dije: "Volví porque quería decirte que lo nuestro no fue sólo un fin de semana. (Ella me veía embelesada, esperando lo mejor). Era como para dos o tres más." (De pronto su semblante se volvió frío). Yo le sonreí más fuerte, y de un abrazo la levanté del piso...
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