miércoles, 10 de julio de 2013

Y a ti, ¿en dónde te gustaría vivir?

Una vez estuve enamorado de una mujer que aparentemente correspondía mi amor con la misma intensidad que yo. (No quiero decir su nombre, pero en este texto la llamaré Gabriela).

Durante un día lluvioso de marzo, yo decidí ir y visitar a Gabriela en su casa. Su familia había salido a hacer las compras y teníamos la casa sola, compartimos un par de cervezas y vimos la película “Paprika", nunca había visto una película como esa.

Tras la película, su familia llegó y se integró a nuestra conversación. Hablamos sobre países lejanos y ciudades exóticas. Reíamos y nos burlábamos de los gustos que tenían todos acerca de sus lugares favoritos en el mundo. De pronto, su mamá decidió realizar la pregunta “Y a ti, ¿en dónde te gustaría vivir?" a todos los que estábamos allí.

Uno por uno fuimos respondiendo aquella pregunta hasta que llegó el turno de mi pareja.

—Y a ti, Gabriela… ¿en dónde te gustaría vivir?

Era algo que no sabía de ella, tenía demasiada curiosidad por saber cuál sería su respuesta, qué ciudad o país nombraría. La volteé a ver con mucho interés y ella me correspondió la mirada, nos quedamos viendo un rato.

Su madre volvió a realizar la pregunta:

—Gabriela, ¿en dónde te gustaría vivir?

"Con él", respondió ella.

miércoles, 6 de marzo de 2013

Volví a soñar con zombis.

Mis sueños con zombis se han vuelto algo recurrentes. Los ha habido de todos los tipos, cómicos, excepcionales, divertidos y terroríficos.

Una vez tuve uno en el que aparecía Beatrix Kiddo (“Kill Bill”) y me ayudaba a matar zombis con su katana. He tenido otros no tan afortunados, en los que debo correr porque soy perseguido por una horda de no-muertos bastante feroces, (al puro estilo de “28 Days Later”).

El sueño de esta noche fue mitad terrorífico y mitad afortunado. Los zombis eran del tipo “The Walking Dead”. Supuestamente era de noche y me encontraba con un par de personas (no recuerdo quiénes eran) caminando por una zona rural. Acabábamos de escapar de una ciudad repleta de walkers y nos dirigíamos hacia el pueblo más cercano porque alguno de mis acompañantes conocía a alguien allí. 

La siguiente parte del sueño es borrosa. Me acuerdo que ingresamos a un lugar parecido a una clínica y que estaba llena de gente de todas las edades, al parecer la gente del pueblo había ido a refugiarse allí y estaba más asustada que nunca. Aquellas personas veían en nosotros a unos héroes que podrían sacarlos de esa situación con vida. Mis acompañantes salían en busca de madera, para fabricar armar con ellas.

Sabíamos que de un momento a otro, la clínica donde estábamos refugiados sería atacada por alguna horda de zombis, así que no teníamos tiempo de fabricar las súper armas. La mayoría eran estacas o tablas con clavos. Yo me hacía con una estaca, una de aspecto resistente y bastante puntiaguda. Una vez que cada persona de la clínica tuvo un arma, les di un discurso, que más que nada fueron instrucciones sobre cómo se debe matar a un zombi. Les decía: Claven la estaca (sin albur) directamente en la frente de los caminantes. No se las arrojen, ¡no son jabalinas!, además de que es seguro que no le atinen a nada, y si le aciertan al zombi, seguramente no será a la frente. Aparte, si se las arrojan, después ya no tendrán con que defenderse. Recuerden: NO LES LANCEN LAS ESTACAS A LOS ZOMBIS.

Llegó la primera oleada de mordedores a atacar nuestro refugio. La clínica estaba rodeada. Todos nos dirigimos hacia alguna ventana para evitar que entraran por allí. Unas personas me siguieron, dispuestos a apoyar mis esfuerzos hacia la ventana que yo decidiera defender.

Nuestros atacantes empezaron a golpear los cristales hasta conseguir romperlos. Cuando el primer zombi se dispuso a entrar por la ventana rota, las personas que me acompañaban le lanzaron sus estacas. Ninguna acertó. Yo me dirigí hacia él y le clavé mi estaca hasta conseguir matarlo.

RECOJAN ESAS PINCHES ESTACAS Y NO SE LAS ARROJEN, CLÁVENLAS TAL CUAL LO ACABO DE HACER YO. Fue lo que les grité súmamentente enfadado. Después de eso, nos pusimos delante de la ventana, y a buen ritmo comenzamos a clavar estacas en los zombis que intentaban entrar. 

Todo parecía bajo control, habíamos acabado con casi todos los caminantes que había fuera de nuestra ventana. De vez en cuando se escuchaban gritos provenientes de otras partes de la clínica pero cesaban en segundos, ya que seguramente habían logrado acabar con la amenaza.

Comencé a escuchar pasos dirigiéndose hacia nosotros. Creí que sería un grupo de personas que venían a informarnos que habían terminado  de eliminar a los agresores que había fuera de la ventana que defendían y que vendrían a ofrecer ayuda. Pero no. Era un puñado de zombis que había logrado colarse a la clínica. Por lo visto, alguien no se encargó de hacer bien su trabajo, o quizá fue que alguna ventana se quedó sin alguien que la defendiera.

Los vimos acercarse hacia nosotros y mis acompañantes volvieron a arrojar sus estacas sin acertarle a nada. Estaba ante una situación crítica. En mi cabeza decía maldiciones hacia ellos, sólo pensaba, Ala, malditos idiotas, estúpidos, pinches necios. Y creo que ya se me quitaron las ganas de seguir contando lo que ocurrió después.

Lo siento, pero me desesperó mucho el hecho de que le gente en mis sueños sea tan estúpida y necia. Quizá es un mensaje de mi inconsciente diciéndome que una parte de mí es igual de necia y estúpida que esas personas sin sentido de la supervivencia.

sábado, 8 de diciembre de 2012

Desahogando algo, a alguien...

Hace unos veinte minutos me sentía catastróficamente molesto. La razón: mi viernes no salió según lo planeado. Pero en este momento, ya no estoy enojado, (sí, tengo unos cambios de ánimo bastante peculiares) de hecho ya hasta estoy bailando al ritmo de esta canción
En realidad es muy curioso que aún sienta ganas de escribir, ya que sólo suelo escribir para desahogarme, (algo así como la catarsis más barata que conozco),  pero como ya estoy aquí, aprovecharé para explicar algunas cosas sobre mi vida, y de paso les contaré el porqué estaba molesto.

Empezaré por decirles que acaba de llegar a su fin el 7 de diciembre, fecha que se ha convertido en mi día favorito del año por diversos motivos: 
—Porque mis números favoritos son 7 y 13. Nuestro calendario sólo tiene doce meses, me encantaría que tuviera trece. Si así fuera, seguramente mi día favorito del año sería el día 7 del mes trece, por la cuestión de favoritismo que les acabo de explicar. Pero como sólo tenemos doce, y el doceavo mes se llama "Diciembre", a él se le otorga la gloria que pudo poseer mi deseado treceavo mes.
—Porque su clima es perfecto, dicha fecha es casi a finales del otoño, lo cual hace que su clima sea frío y con neblina, (si bien nos va).
—Porque tiene magia, magia curiosamente provocada por una tradición religiosa que sólo he visto en el estado de Veracruz, (no soy muy fan de asuntos religiosos) que se llama "Día del Niño Perdido". Se colocan velitas y veladoras por muchas calles del centro de la ciudad. Supuestamente es el día que el Niño Jesús se les perdió a sus padres, María y José, en Jerusalén. Tardaron tres días en encontrarlo y cuando por fin lo hallaron, Jesús se encontraba platicando y debatiendo con los sabios. Es por eso que cada 7 de diciembre, a las 7 de la noche, se colocan las velas que iluminan las calles para mostrarle al niño Jesús el camino de regreso a su casa.
—Y finalmente: porque el 7 de diciembre del 2010, conocí entre toda esta magia de las velas, la neblina y mi día consentido del año, a una persona que cambió mi vida. (Si dan click aquí se van a topar con un texto que escribí sobre dicha persona).

Llevaba varios meses esperando a que llegara el 7 de diciembre, (lo esperé con más ansias desde que observé el calendario y me di cuente de que este año caería en viernes). Hace unos dos meses empecé a preguntarme que haría para cuando por fin llegara este día. Quería que fuera épico, no se me ocurrió nada bueno en mucho tiempo. 
Hace una semana tuve la buena idea de que podía invitar a alguna chica y pasar una bonita tarde con ella, cooperando en la celebración al colocar cada uno una velita encendida en algún lugar del centro de la ciudad. Además la atmósfera de las velas encendidas por todas las calles y la neblina, (casi se me olvida mencionar que también están el alumbrado navideño que engalana la ciudad) le daría un toque bastante romántico a nuestra cita. (Soy un cursi, mátenme). Luego, hace un par de días, dicha idea mejoró cuando pensé que esa chica podía ser justamente la persona que cambió mi vida, y que el 'pretexto' para juntarnos era que se iban a estar cumpliendo dos años de conocernos. Así que muy feliz por la idea corrí nervioso, pero decidido a invitarla. 

¿Apoco no se les antoja salir con esa persona especial cuando tienen esto en el centro de su ciudad?: (Dénle click y véanla en grande, para que se note más la magia).



La invité y ¡aceptó! ¿En verdad había aceptado? ¡Claro que había aceptado!, me quedé muy emocionado. Le dije dónde y a qué hora nos veríamos el mero día. Pero, (¿qué hice, Dios mío?, dime qué hice para que esta historia tuviera un "pero" tan horrible), después de decirle eso, no me contestó ni me confirmó que estaba de acuerdo o que le quedaba bien esa hora y ese lugar.
No quise insistir en obtener una respuesta de su parte en ese momento. Así que dejé que la vida siguiera su curso, y ya el día de nuestra cita, me pondría en contacto con ella para confirmar nuestro encuentro. 
El día de nuestro encuentro, osea el tan esperado 7 de diciembre, le pregunté que si en verdad la iba a ver esa tarde. Me dijo que sí pero que mejor me veía en un tal lugar llamado "Leonor", que porque había hecho planes con unos amigos suyos y que iba a ir con ellos a ese lugar. Obviamente le dije que no iría con ella a ese lugar y que ya mejor la vería otro día.

Eso fue lo que me dejó muy molesto. Osea, ¿qué clase de persona hace otro compromiso cuando ya tiene programada una cita contigo? Por supuesto, alguien a quien le das igual. Y no sólo eso, también fue el incumplimiento de las expectativas que yo esperaba para ese día, lo que también me dejó bastante enojado. Terminé haciendo cosas totalmente distintas a lo que yo tenía planeado, y ciertamente me la pasé muy bien, pero no supe disfrutar el momento porque todo el tiempo tenía en mi mente los eventos que jamás se realizaron...

Ya lo sé, aún me faltan muchas cosas que aprender.

lunes, 12 de noviembre de 2012

Ya quiero tener novia para poder ver con ella estas películas:


—The Darjeeling Limited.
— Yes Man.
— Lost In Translation.
— Crazy, Stupid Love.
— Zombieland.
— Pineapple Express.
— Inception.
— How To Train Your Dragon.
— Cinema Paradiso.
— The Devil Wears Prada.
— Big Fish.
— Due Date.
— Motorcycle Diaries.
— Biutiful.
— Scott Pilgrim vs The World.
— Midnight in Paris.

lunes, 1 de octubre de 2012

Les dije que hoy sería un gran día.


Todo comenzó por allí del mediodía de hoy, estaba ignorando el hecho de que mi septiembre fue un caos tremendo que desgraciadamente se me llegó a salir de las manos. Así que me dirigí al cuarto de mis papás, me acosté en la cama y prendí la televisión, recorrí flojamente los canales hasta que di con uno en el que estaban pasando videos musicales. Justo estaba el videoclip “It’s my life” de No Doubt. Esa agrupación no me llama mucho la atención, pero recordé que era el programa que conducía una chica que conozco, que me cae poca madre, y que estudia cine en la escuela a la que desgraciadamente no fui aceptado este año.


Tenía tiempo de no ver su programa, estuve muy tentado a cambiarle, porque la imagen no se veía del todo bien en el televisor, se colaba algo de estática, y además no me sentía con ganas de escuchar a No Doubt. Pero le dejé allí, gran acierto de mi parte. En cuanto terminó la canción de No Doubt, empezó una rola que había estado buscando desde hace AÑOS, la última vez que recuerdo haberla escuchado, fue hace ocho años en una reunión familiar mientras veía el canal musical en compañía de mis primos.



Esa canción siempre me gustó mucho, estuvo muy de moda en el 2002 y el 2003. Jamás me interesó saberme el nombre de la canción, porque a cada rato la escuchaba en la radio o veía el videoclip en la televisión y siempre decía “prometo que la próxima vez que la pasen, anotaré el nombre de la canción”. Y como no tenía Ares ni nada por el estilo, tampoco pude agregarla a mi biblioteca musical. De repente, esa canción no volvió a sonar en la radio ni a estar de moda, desapareció, al menos de mi vida… (es posible que la haya escuchado alguna vez mientras viajaba a bordo de un taxi de la Ciudad de México, cuando estudiaba la secundaria, pero no estoy completamente seguro). Era la canción que de la nada me llegaba la tonada y la tarareaba, era horrible no saber el nombre para ponerla en ese preciso instante, escucharla y bailarla. Recuerdo que eso me deprimía mucho. Hice de todo para encontrarla, incluso le preguntaba a mis amigos que sabían de música que si no conocían una canción que fuera así, y se las tarareaba o les platicaba de lo que trataba el videoclip. Me arrepentía de hacerlo porque jamás tuve éxito con ellos y me veían raro cuando se las tatareaba o les explicaba que en el video aparecía un oso bailador. Un día, ya no quise seguir buscando y me dije que estaba seguro de que esa canción la iba a volver a escuchar y que iba a saber su nombre antes de que me muriera. Y así fue, ese hecho sucedió hoy, la canción en cuestión es “Dreaming of You” de la banda The Coral.



En cuanto esa canción apareció en la televisión, me quedé in albis, la reconocí en seguida. Inclusive me paré de la cama, fui corriendo a mi cuarto por mi celular y regresé justo a tiempo para anotar en él el nombre de la canción y el artista que ponen al inicio de un video musical, (ya saben como son esas cosas). La escuché, la disfruté, brinqué de la emoción y grité de la alegría, literal. Cuando acabó, me dirigí a Facebook y le escribí a mi amiga que había encontrado una canción que estuve buscando durante años, pero que lo había hecho viendo su programa. Allí fue cuando dije, HOY VA A SER UN GRAN DÍA.



El resto de mi tarde pasó de forma ordinaria, había quedado de verme en un bar gay llamado “Madame” a las cinco de la tarde para grabar algunas escenas de un cortometraje. Por cosas de la vida, no pude salir de mi casa hasta las 17:45 horas de la tarde. Ya sé qué están pensando, que soy un maldito impuntual, y no voy a negarlo, lo soy, y he intentado solucionarlo. Estoy a la expectativa de que un día lo voy a dejar de intentar, porque lo voy a lograr, pero eso aún no ha pasado. Sin embargo, soy de los que piensan que las cosas pasan por algo, y mi impuntualidad me ha dado enormes alegrías, una de ellas ocurrió hoy.



Estaba esperando el camión que me llevara a “Madame” cuando el cielo anunció que se avecinaba una tormenta, justo un minuto antes de que empezara a llover, pasó uno de mis mejores amigos en su auto. Fíjense lo que son las cosas: es uno de mis mejores amigos, que tenía casi mes y medio de no ver, y eso que antes de nuestro último encuentro solíamos vernos y reunirnos con otros amigos cada fin de semana. Y por si eso fuera poco, jamás en la vida mi amigo pasa por allí con su auto, porque él vive del otro lado de la ciudad. Le pregunté que si me daba un ride y me dijo que sí, subí a su carro y un minuto después se soltó el diluvio.



Me dejó en en una avenida de la periferia del centro de la ciudad (donde por cierto, ahí aún no había empezado a llover) y de allí ya tomé un taxi a mi destino, un taxi que inclusive me cobró menos de lo que yo esperaba que me fuera a cobrar. ¡Mira, si la vida es bien bonita!



Llegué a mi destino y me topé con la tarea de grabar un cortometraje, le hice a todo, a la dirección, iluminación, fotografía, dirección artística, inclusive hubo una escena en la que salí a cuadro. Fui feliz haciendo eso, fue mi debut formal trabajando en algo así, de nuevo confirmé que es a lo que quiero dedicarme toda mi vida. Luego entre escena y escena, me daba tiempo para ir a la cabina del bar, tomar la mezcladora y ponerme a deleitar a los extras con la música que extraía de mi iPod. Dos bonitos debutes en un mismo día.



Mi broche de oro fue haber llegado a mi casa, entrar a Facebook, y leer un comentario de mi amiga la conductora del Canal Once que decía que a pesar de no haber quedado en el CCC y volverme su nuevo compañero, sabe que llegaré a ser un gran cineasta.



Les dije que hoy sería un gran día



Pero ya se acabó, hoy empieza octubre (digo hoy, porque mientras escribía esto, el minutero me jugó sucio y ha convertido mi domingo fantástico en lunes, lunes que además, es inicio de mes).



Ahora les digo, “Éste va a ser un gran mes”. Debe ser perfecto, ¡es otoño!, hojas cayendo de los árboles, comienza la temporada del delicioso pan de muerto por todos lados, y por si fuera poco, en unos días más será mi cumpleaños.



Éste va a ser un gran mes.

sábado, 29 de septiembre de 2012

Estoy perdido. Punto final.

Es horrible ponerle un punto final a frases como ésa. Qué no daría yo porque mi mente viera una coma y se atreviera a decir “Estoy perdido, por ahora, pero voy a estar bien”, o cualquier otra cosa, en lugar de un punto final. 

 Es posible que todo en el universo sea mucho más optimista que un punto final, pero aún así no entiendo el porqué a mi vida no se le ha ocurrido nada aún, y sólo sigue poniendo “puntos finales”.

lunes, 23 de enero de 2012

ATRÉVETE A AMAR.

Felicidad en estado puro, bruto, natural, volcánico... ¡qué gozada!
Eres lo mejor del mundo.
Mejor que la droga, mejor que la heroína, mejor que el costo, coca, crack, chutes, porros, hachis, rayas, petas, hierba, marihuana, cannabis, canutos, anfetas, tripis, ácidos, LSD, éxtasis.
Mejor que el sexo, que una felación, que un 69, una orgía, una paja, el sexo tántrico, el Kama Sutra, las bolas chinas.
Mejor que la nocilla y los batidos de plátano, mejor que la trilogía de George Lucas, que la serie completa de los teleñecos, que el fin del milenio, mejor que los andares de Eva Peen, Marilyn, la Pitufina, mejor que Lara Croft,  Naomi Campbell, que el lunar de Cindy Crawford y que las tetas de Eva Green.
Mejor que el lado B de "Abbery Road", que los solos de Hendrix, mejor que el pequeño paso de Neil Amstrong sobre la luna, el Space Mountain, Papa Noél, la fortuna de Bill Gates, los trances del Dalai Lama, las experiencias cercanas a la muerte, la resurreción de Lázaro, que todos los chutes de testosterona se Schwarzenegger, el colágeno de los labios de Pamela Anderson, mejor que Woodstock y las naves más orgásmicas, mejor que los excesos del Marqués de Sade, Rimbaud, Morrison y Castañeda.
Mejor que la libertad... mejor que la vida.